Mundial de Ponferrada
Incansable dueño del segundo plano

El murciano amplía a seis su marca de medallas mundialistas
Afirma que aún le queda suficiente 'ambición' para pelear en el futuro por el arcoíris


"Viendo cómo se iba desarrollando este Mundial, con todos los velocistas que venían por detrás, no daba un duro por nosotros, por eso tengo que estar contento con el bronce. Claro que me hubiera gustado el oro, pero no siempre salen las cosas como deseas. Las carreras no son como las planteas en los libros, donde siempre ganas. Yo creo que lograr una medalla es importante y más si la consigues en tu país". Alejandro Valverde intentaba consolarse con un premio que se antoja insuficiente, porque ya está demasiado habituado a subir podio, con cuatro bronces (Ponferrada 2014, Florencia 2013, Valkenburg 2012, Salzburgo 2006) y dos platas (Hamilton 2003 y Madrid 2005).

Es un coleccionista al que le falta la joya más valiosa. El murciano tiene la piel áspera, ya está acostumbrado a las críticas por sus despistes y falta de sintonía con compañeros de selección. Ayer, en la lluviosa Ponferrada, intentaba transmitir serenidad y abrir una puerta a la esperanza. "Acabo de renovar con mi equipo por tres años y mantengo la ambición intacta, volveré a por el oro", recalcaba tras insistir en que a la selección española no se la pueda reprochar ausencia de profesionalidad. "No hemos fallado tácticamente, también había otros equipos que estaban obligadas a controlar la carrera. Nosotros hemos endurecido la última subida, que era lo que teníamos que hacer. El circuito estaba muy peligroso por el agua y no podíamos ir más rápido. Yo estoy contento cómo ha salido todo, porque, además, no me siento cómodo con la lluvia".

"Es complicadísimo conseguir una medalla. Quiero agradecer todo el apoyo del equipo y el respaldo mostrado por la afición, que no ha dudado en venir a apoyarnos: han estado fenomenales. También me acuerdo de mi familia y de mi mujer, que está a punto de dar a luz; por ellos va esta medalla", añadía después de recibir la felicitación de Miguel Cardenal y López Cerrón. A sus 34 años asegura que aún le queda mucha cuerda y que no está dispuesto a plegarse a jóvenes talentos, como Michal Kwiatkowski, heredero del arcoirís de Rui Costa.

El polaco (24 años) ha ratificado las excelentes prestaciones mostradas al inicio de la temporada, cuando doblegó a Alberto Contador en la Vuelta al Algarve. Es un escalador notable y un rodador con instinto. "Michal es muy bueno y ya se lo he dicho varias veces. Tácticamente es buenísimo", recalca Valverde. "Es un gran corredor fantástico, que va muy bien en todos los terrenos" añadía el australiano Simon Gerrans, decepcionado con su plata, porque era el más rápido en la llegada. Esa desilusión por subir al podio la conoce bien Valverde. "Haga lo que haga, siempre me darán palos", advertía en la concentración del hotel de O Barco de Valdeorras, un precioso pazo al que abandonaron anoche los corredores.

Tras terminar la prueba de clausura de este Mundial de Ponferrada, muchos se montaron en sus propios vehículos y se marcharon a sus domicilios. La temporada enfila la recta final y es hora de reencontrarse con las familias.

El curso ofrece los últimos latidos y Kwiatkowski se prepara para rentabilizar su triunfo con participaciones en criteriums. Viento favorable para un potente corredor que arrancó en el profesionalismo en el Caja Rural, una modesta formación de la que guarda excelente recuerdo. "En ese equipo estuve durante cuatro años y puede aprender español. La afición del País Vasco es maravillosa, muchos me reconocen y me saludan", declara el último ganador del Tour de Romandía y del Reino Unido.

Kwiatkowski ya es todo un personaje en su país. Es un corredor y un maestro precoz, ya que desde hace un año dirige una academia de ciclismo para niños. "En Polonia hay mucho talento y a mí gusta enseñar a los chavales y contarles mis comienzos en el ciclismo". Palabra de campeón.

y yeva 6 medallitas ya...al alcance de muy pocos